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Víctor Manuel Moncayo Cruz y su visión sobre el conflicto armado en Colombia
Breve biografía del autor.
Víctor Manuel Moncayo Cruz, quien se desempeña como profesor emérito de la Universidad Nacional de Colombia, cursó sus estudios iniciales en el colegio Americano para Varones de Barranquilla, posteriormente al trasladarse a Bogotá, culminó sus estudios en el colegio del mismo nombre pero de la capital de la república; interesado por la milicia, cursó estudios en la Escuela Militar de Cadetes de Bogotá conociendo desde dentro la forma cómo se manejan los hilos de las instituciones militares del estado, lo que lo desencantó de esa forma burocrática estricta yéndose a los Estados Unidos a cursar estudios en literatura inglesa en la Universidad de Dubuque.
Su maestría la desarrolló en la Universidad de Minnesota y el doctorado, sobre sociología rural, ambos, lo cursó en la Universidad de la florida. En 1959 fue nombrado director general del ministerio de agricultura por el presidente Alberto Llegas Camargo y fue decano co-fundador de la facultad de sociología de la Universidad Nacional de Colombia de la mano del Sacerdote Camilo Torres Restrepo, quien después se convirtiera en el principal ideólogo del ELN.
Moncayo también creó el Programa Latinoamericano de Estudios para el Desarrollo en donde muchos de los estudiantes de la nueva facultad de sociología de la Universidad Nacional pudieron seguir cursando sus estudios de pos grado, así mismo, fue un contradictor activo del sistema capitalista Colombiano dándole validez a las ideas Marxistas y Leninistas de grupos como las FARC, el ELN, el EPL y el M-19.
Reseña.
En la relatoría-ensayo de Víctor Manuel Moncayo Cruz sobre el conflicto armado en Colombia, más específicamente sobre los diálogos de paz que se suscitan en la Habana, Cuba, y específicamente sobre la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, genera un análisis histórico, político, geográfico y económico sobre cómo se generó la insurgencia (Organización político-militar de las FACR en mayo de 1964 en las montañas de Marquetalia, combatidas bajo la ley 48 de 1968), la contra insurgencia (Cooperativas de seguridad CONVIVIR 1994 – 1999, avaladas por el decreto 365 de 1994), en donde genera 14 tesis para lograr una comprensión y una mejor organización ideológica de cómo afrontar el conflicto armado en Colombia, cómo podría solucionarse y cúales son las herramientas que se deben utilizar para lograr éste objetivo.
Se desarrolla una visión global histórica sobre cómo a partir de la liberación española y del fallido intento de una nación Bolivariana debido a las grandes distancias a recorrer entre las posibles capitales (Caracas, Santa Fe y Quito), en el naciente estado Colombiano subyacía una tradición violenta y sanguinaria, esto debido a las múltiples guerras civiles que se gestaron en el siglo XIX y comienzos del XX, generando así un clima hostil en donde, como dice el dicho: en río revuelto, ganancia de pescadores, esto adjudicado a el gobierno de los Estados Unidos, quienes al observar el panorama de Colombia, intervinieron de manera fundamental en lo que hoy conocemos como insurgencia y contrainsurgencia.
La insurgencia nace con la necesidad de una equidad popular, pues el estado estaba a punto de ser fallido debido a los múltiples inconvenientes sobre poder manejar los inconvenientes sociales que se presentaban en una nación que deseaba imitar un modelo capitalista el cual no tenía la suficiente fuerza, esto a causa de que existía mucha más población rural que urbana y no había un desarrollo tecnológico como existía ya en gran parte de Europa, así pues, desde el seno mismo de la ingobernabilidad de una nación, algunos campesinos con ideologías que derivaban del Marxismo y el Leninismo, las cuales estaban más acorde a cómo se podría llevar a cabo una nación prácticamente campesina, comenzaron a agruparse y a generar movimientos los cuales iban en pro del bienestar común.
Por otro lado, la contrainsurgencia nace de la necesidad de contrarrestar el comunismo subyacente en el estado Colombiano de parte del gobierno de los Estados Unidos, es así como mediante entrenamiento y equipamiento militar norteamericano, se fue creando una idea de despojar, por cualesquiera que fuera la vía, a los campesinos de sus tierras bajo la premisa de evitar una revolución comunista, esto pues demuestra que estos grupos contra insurgentes, así como los insurgentes no son desarrollados bajo consignas exógenas a la situación del territorio nacional pero sí existe una diferenciación entre las ideologías de unos y de otros, que, paulatinamente y a través del mismo desarrollo socio económico, cultural y político del estado Colombiano, transmutaron para sentarse en la posición de unos grupos al margen de la ley los cuales a sangre y fuego desean el poder económico que se obtiene mediante el narcotráfico.
Al Colombia no ser un territorio industrializado, y al querer instaurar un régimen capitalista como modelo económico, se genera una etapa de transición en la cual el estado genera una serie de leyes para que, a merced de los gobiernos liberales y conservadores, queden las tierras de los campesinos los cuales no tienen más que entregar, sea por la vía diplomática (mediante la no demostración a través de documentación casi prehistórica sobre la propiedad de los terrenos) o sea por la vía violenta de desplazamiento, esto sienta un precedente al cual estamos tan acostumbrados y es el pan de casi todos los días, los desplazamientos forzados, tanto en las zonas rurales como en las zonas urbanas gracias a diversos intereses, esto es pues que, en Colombia el desplazamiento forzado no es obra y gracia de la subversión o la contra insurgencia, comenzó con la instauración de un modelo económico inviable para un territorio prácticamente virgen.
Posterior a esta época de violencia contra los campesinos y las personas que no tenían el poder burocrático, se generó otro momento violento en Colombia el cual fueron las guerras bipartidistas, donde la injerencia de los Estados Unidos tuvo gran importancia al avivar el fuego que existía entre ambos bandos políticos con maneras de pensar y una ideología en contra del comunismo que, supuestamente representaba el partido comunista y el partido liberal; así mismo, la iglesia contribuyó a años de desangramiento de Colombia en pro de mantener un orden ideológico, político, económico y territorial, etapa sangrienta que tuvo un leve declive con la terminación de la guerra de los 1000 días entrando en el frente nacional, sin embargo, esto no fue el fin del derramamiento de sangre ni mucho menos del desplazamiento forzado y de la violencia.
Aunque con la llegada del neo liberalismo sobre los años 80, y con cuatro estructuras armadas en el territorio nacional: Fuerzas armadas de la república de Colombia (Ejército nacional, Policía nacional, Armada nacional, Fuerza Aérea de Colombia, etc.), Insurgencia (FARC, ELN, EPL, M-19), contra insurgencia (A.U.C.) y ejércitos urbanos del narcotráfico, no se llegó a un momento menos sangriento que el de la guerra de los 1000 días, existió una guerra fría muy caliente entre la insurgencia y la contra insurgencia, la primera militada por las guerrillas y la segunda militada por los narcotraficantes, las nacientes auto defensas y un tercer bando el cual propendía por el bienestar civil pero que de una u otra manera ayudaba y combatía al mismo tiempo al narcotráfico el cual eran las fuerzas armadas de Colombia.
Es en este punto donde la ideología Marxista, Leninista, Trotskista y Maoísta de las ya Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, del Ejército de Liberación Nacional, del Ejército Popular de Liberación y del Movimiento 19 de Abril, perdieron toda validez, pues se enfrascaron en una lucha por el poder económico que les daban las tierras campesinas en contra del narcotráfico por la producción de hoja de coca, amapola y marihuana, aquí es pues, donde se genera el gran punto de inflexión y donde aquella contra insurgencia tan aplaudida por los Estados Unidos comienza a cobrar fuerza y a mostrar su cara luego de haber estado en las sombras durante muchos decenios.
Lo anterior, la guerra por el poder territorial para la consecución del insumo narcotraficante, la guerra por el poder entre los neo liberales, los conservadores y los liberales así como los socialistas de la UP, la guerra entre el campo y la urbe, cientos de miles de muertos y una Colombia casi que en ruinas ideológicas, generó la carta de 1991, en donde se le daba apertura al país para el intervencionismo económico extranjero, se privatizaba la salud y la educación, se generaba un estado de más ricos y más pobres abriendo de manera abismal la brecha entre éstos y se generaba una república laica pero bajo una grandísima influencia de la iglesia católica en pro de mantener un status alto y un gran poder ideológico, político y económico de parte del clero romano en nuestro territorio.
En síntesis y para lograr que de alguna manera no existan tantos conflictos, ni tanta manipulación del estado en pro de un poder económico, político y social, se debe abandonar la idea del capitalismo como se conoce, en busca de un estado menos corrupto, en donde se pueda generar una equidad y un bien social compartido, que no se tenga como bandera el mercantilismo y la acumulación de riquezas de particulares ni del estado, que se genere una manera distinta de economía de acuerdo a las posibilidades de nuestro desarrollo industrial para que no haya un sometimiento de las grandes potencias sobre nuestra mano de obra y tampoco sobre nuestros patrimonios naturales.
Así mismo, el orden capitalista define cómo se desarrollan los procesos de insurgencia y contra insurgencia, puesto que depende únicamente de éste sistema económico, darle una etiqueta a una ideología o a un grupo como comunista en primera instancia y, hoy por hoy, como agrupación terrorista, es por esto que, si se desea generar un cambio, tanto en la manera de concebir el terrorismo, los grupos armados al margen de le ley y quienes los combaten, se debe cambiar de modelo económico, esto ayudaría también a cambiar de manera sustancial la forma histórica antinatural de cómo ciertos sectores han querido moldear el imaginario de los Colombianos, creando así un panorama distinto para un pos conflicto adecuado.
BIBLIOGRAFIA
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Falls Borda, Orlando. (2014) http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/item/orlando-fals-borda?category_id=389. Colombia.
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Moncayo Cruz, Víctor Manuel. (2015) Hacia la verdad del conflicto, insurgencia guerrillera y orden social vigente, Colombia.
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Castells, Manuel. (2006) La sociedad red: una visión global, Alianza editorial